rutinas de belleza

 

A veces el orden de los factores sí afecta al producto y en términos de 'skincare' es precisamente el caso. Porque no, los productos no actúan de la misma forma en cualquier orden, sino que hay que seguir uno lógico, tal y como recomiendan los expertos.

Lo primero e ineludible implica una limpieza en profundidad, en cualquier tipo de fórmula y siempre en base a tu tipo de piel. Una muy buena idea es, por ejemplo, recurrir a la doble limpieza coreana, la cual es muy efectiva para purificar el rostro a la perfección. Lo primero que tendrás que hacer es usar un limpiador en aceite o bálsamo (también apto para pieles grasas), pues son estos los que mejor retiran el maquillaje, especialmente la máscara de pestañas y el delineador. Una vez desmaquillada, apuesta por otro limpiador más suave, en formato 'mousse', espuma o gel. Porque no es lo mismo desmaquillar que limpiar, esta doble tarea resulta de lo más efectiva.

Y, a partir de este punto, a cumplir la regla de oro: aplicaremos el resto de los productos por orden de ligereza. Es decir, las fórmulas más ligeras primero, las más densas después. Dicho esto, pasamos a enumerar uno a uno de los productos ideales a usar en toda rutina de belleza por riguroso orden de aplicación. Tengas los años y el tipo de piel que tengas.

El orden correcto de aplicación de productos

1 - Empezamos, tal y como hemos mencionado anteriormente, por un limpiador. Este puede ser de cualquier tipo, aunque se recomienda uno rico en aceite o agua micelar primero para que el proceso sea más efectivo. Si tienes la piel seca, apuesta por bálsamos y otra fórmulas oleosas, que limpian sin resecar. Si la tienes grasa, procura que al menos el segundo paso conste de un limpiador en espuma o mousse. Del mismo modo, las pieles sensibles y/o con otras afecciones cutáneas, se beneficiarán de otro tipo de producto más específico, no irritante y respetuoso con la dermis.

2 - Seguimos con el tónico que, al contrario de lo que mucha gente piensa, no se debe de aplicar con un disco de algodón, sino con las propias manos. Este se encarga de equilibrar el pH tras la limpieza y de reforzar la función barrera de la piel.

3 - Después empieza la fase de tratamiento más específica o, dicho de otra forma, la hora del sérum. Este tipo de producto es el que mayor concentración de activos tiene y el que penetra en capas más profundas de la piel. Es por eso que deberemos optar por uno especialmente formulado para tratar nuestra piel. Por ejemplo, son muy habituales los sérums antiarrugas, pero también los de ácido salicílico e hialurónico.

4 - Tras el sérum toca el turno del contorno de ojos. Estos también pueden ser de varios tipos. Los hay nutritivos e hidratantes, pero también descongestionantes para combatir bolsas y ojeras por la mañana, o, por ejemplo, los clásicos antiedad que luchan por disimular las arrugas y por prevenir nuevas apariciones. Esto, de nuevo, es en base a tu tipo de piel y sus necesidades.

5 - Mientras que todo esto hace su magia y previo al paso final, es muy buena idea aplicar un bálsamo labial para ayudar a que nuestros labios estén siempre nutridos e hidratados. De esta forma, hará efecto mientras terminas el proceso.

6 - Y ya sí que sí terminamos con una buena crema hidratante, tanto de día como de noche. La de día es buena idea que cuente con SPF50, de forma que también cuentes con protección contra la radiación solar. Si no cuenta con la misma, todavía te quedaría un paso más de rutina. Por la noche, apuesta por fórmulas más ricas para una sesión 'beauty' completa mientras duermes. Si tienes la tienes seca, tu piel agradecerá una generosa dosis de hidratación y nutrición de una forma más untuosa. Si la tienes mixta o grasa, quizá prefieres cremas sin aceites y no demasiado pesadas, en gel por ejemplo.

Si bien esta seria una rutina completa bastante óptima para cualquier tipo de piel, existen pasos extra que puedes seguir cuando así lo consideres. Por ejemplo, el de una exfoliación física o química tras la limpieza. También es buena idea introducir de vez en cuando alguna mascarilla específica, una o dos veces por semana y siempre después del tónico.